¿Qué tienes por valioso?
Supongamos que una persona entra a una joyería y ve muchos ítems valiosos que se exhiben en las vitrinas. Por supuesto, una cosa es verlos, y otra, obtenerlos. Conocer a Cristo no consiste meramente en tener el conocimiento acerca de Él, sino en ganar Su persona misma. Necesitamos recibir la visión de la preciosidad de Cristo y luego ganar al mismo Cristo que hemos visto.
Cristo es la corporificación de la plenitud de la Deidad (Col. 2:9) y también la realidad de las sombras de todas las cosas positivas (vs. 16-17). Ganarlo a Él equivale a experimentar, disfrutar y tomar posesión de todas Sus inescrutables riquezas (Ef. 3:8).
A medida que ganamos a Cristo, debemos vivir en Él y llegar a ser personas que están en Él en nuestra experiencia. Entonces, cuando los demás nos vean y nos observen, nos hallarán en Cristo. No seremos hallados en nuestras propias virtudes, seremos hallados en Cristo y en Él solamente, ¡Oh, que podamos ganarlo y ser hallados en Él! Que estemos dispuestos a perder todo y a tenerlo por basura a fin de ser hallados en Cristo. (Estudio-vida de Filipenses, págs. 167-168)