¿Y si todo te va mal?

Supongamos que un hermano es un comerciante. Es posible que su negocio prospere y él gane mucho dinero, pero que un tiempo después su negocio fracase y él pierda mucho más de lo que ganó. Fue Dios quien dispuso que él ganara ese dinero y también que lo perdiera. Si dicho hermano tiene la plena certeza de que su situación fue dispuesta por Dios, podrá adorar al Señor por ello. Tal vez le traiga mayor beneficio el perder dinero, que el haberlo ganado, debido a que mediante tal pérdida él puede ser perfeccionado y edificado. 

Del mismo modo, la enfermedad y la salud vienen de Dios según lo que Él dispone. Todos debemos aspirar a estar saludables; no obstante, a veces gozar de buena salud no nos perfecciona tanto como un periodo de enfermedad. Además, cuando nuestra salud es quebrantada tal vez nos sintamos más inclinados a orar más que cuando gozamos de buena salud. 

Nuestras circunstancias, la ansiedad y Dios

Si hemos de llevar una vida sin ansiedad, debemos darnos cuenta de que es Dios mismo quien nos asigna todas nuestras circunstancias, sean buenas o malas. El primer requisito para no tener ninguna ansiedad es tener la plena certeza de que todos los sufrimientos que experimentamos son lo que Dios ha dispuesto ... Él sabe lo que necesitamos. (Estudio-vida de Filipenses, págs. 536-538)

Entradas populares de este blog

Renunciar a los conceptos

Cristo es el pacto

Cristo nuestro modelo

El evangelio y la Justicia de Dios

Tipos de Cristo en la Biblia