¿Cómo se produce la fe?
Nuestro acto de creer es un “eco”. ¿Cómo podría haber un eco si no hubiera primero un sonido? Sería imposible. Cristo es el sonido. Cuando este sonido llega a nuestro corazón y a nuestro espíritu, produce una reacción, un eco. Esta reacción es el aprecio que tenemos por Él y la fe que tenemos en Él. Esta fe es en realidad Cristo mismo quien responde al evangelio dentro de nosotros.
Por lo tanto, Dios nos cuenta esta fe por justicia. Cuando Cristo se infundió en usted, hubo una reacción en su interior, o sea, usted creyó. Después de que usted creyó en el Señor Jesús, Dios reaccionó, contando por justicia la fe de usted, la cual es Cristo.
Si leemos la Biblia superficialmente, no podremos encontrar esta experiencia, pero si entramos en las profundidades de las Escrituras, ciertamente la hallaremos. Es como si Dios dijera: “Pobre pecador, no tienes justicia en ti mismo. Sin embargo, Yo, el Dios viviente, al hablar contigo, infundo Mi esencia en tu ser. Ésta producirá en ti una reacción de fe hacia Mí, y Yo responderé a esa fe contándola por justicia”. Cuando Dios hace esto por nosotros, produce en nosotros una reacción de afecto y amor hacia Él. Dicha reacción es nuestra fe, la cual no se origina en nosotros, sino que es la esencia misma del Cristo viviente dentro de nuestro ser. Esta fe regresa a Dios y causa en Él otra reacción hacia nosotros, o sea que la justicia de Dios es contada como nuestra, de modo que obtenemos algo que nunca habíamos tenido antes. Esto es lo que experimentamos de Dios en la justificación. (Estudio vida de Romanos)