Estar en Cristo
La mayoría de nosotros no sabemos cómo aplicar el hecho de que estamos en Cristo. Usemos como ejemplo el hecho de ir al salón de reuniones en auto. Mi secreto para venir a la reunión es sencillamente subirme al auto y dejar que otra persona conduzca. ¡Qué problema sería si rehusara subir al auto o si no me gustara estar en el auto e hiciera tonterías para salirme del auto!
El día en que fuimos salvos, Dios nos puso en el auto celestial, el mejor auto del universo. El nombre de este auto es Cristo. El día en que fuimos salvos, fuimos puestos en Él. Si nos ejercitáramos para estar en Él de manera práctica, no estaríamos tan activos haciendo tantas cosas por nuestra propia cuenta, sino que simplemente descansaríamos y estaríamos en paz.
Si estamos en Cristo, tendremos descanso y no nos esforzaremos por vencer las cosas negativas como nuestro mal genio. Aunque fuimos puestos en Cristo el día en que fuimos salvos, el sentir de muchos cristianos es que aún no están en Cristo.
El día en que fuimos salvos, Dios nos puso en el auto celestial, el mejor auto del universo. El nombre de este auto es Cristo. El día en que fuimos salvos, fuimos puestos en Él. Si nos ejercitáramos para estar en Él de manera práctica, no estaríamos tan activos haciendo tantas cosas por nuestra propia cuenta, sino que simplemente descansaríamos y estaríamos en paz.
Si estamos en Cristo, tendremos descanso y no nos esforzaremos por vencer las cosas negativas como nuestro mal genio. Aunque fuimos puestos en Cristo el día en que fuimos salvos, el sentir de muchos cristianos es que aún no están en Cristo.
El secreto de estar en Cristo, necesita ser puesto en práctica
A fin de practicar este secreto, primero debemos comprender que Cristo vive en nosotros. En segundo lugar, debemos negar nuestra carne y el hombre natural. Debemos estimar todas las cosas como pérdida y no valorar ni apreciar nada de nuestro hombre natural, como por ejemplo, nuestra humildad y otras virtudes. Debemos estimar como pérdida todas nuestras buenas cualidades, atributos y virtudes. No debemos tener confianza alguna en nada que no sea Cristo. Tercero, no debemos hacer nada por nuestra propia cuenta, pues no estamos solos; hay otra persona que vive en nosotros.
Antes de actuar, debemos esperar para ver si somos nosotros o si es Cristo quien actúa. Al hacer esto
permitimos que el Cristo que mora en nosotros viva por nosotros. En esto consiste practicar el secreto.
Antes de actuar, debemos esperar para ver si somos nosotros o si es Cristo quien actúa. Al hacer esto
permitimos que el Cristo que mora en nosotros viva por nosotros. En esto consiste practicar el secreto.
(La experiencia que tenemos de Cristo, págs. 101-104. W. Lee)