¿Es Cristo en mi o soy yo?
Cierto día un hermano joven me preguntó: “Hermano, ¿Por qué dicen algunos que los cristianos
no deben ir al cine?”. Al contestar su pregunta, no le dí una respuesta larga; simplemente le pregunté:
“¿Cuando usted va al cine, le acompaña Cristo?”. El hermano joven me respondió: “Es obvio que Cristo no va conmigo al cine”.
Nos debemos preguntar también: Cuando predicamos el evangelio, ¿Quién es el que predica? ¿Predicamos el evangelio por cuenta propia, o es Cristo en nosotros el que predica? Cuándo visitamos a algún creyente, ¿Lo visitamos nosotros solos, o es el Cristo que mora en nosotros el que visita en nosotros y con nosotros?
En otras palabras, al ocuparnos de todaslas cosas en nuestra vida diaria, ¿Realmente aplicamos a Cristo en lo que hacemos? Si hemos recibidola revelación de que Cristo lo es todo para nosotros, día tras día, momento tras momento y en todo lo que hagamos, verificaremos si lo que hacemos es Cristo viviendo en nosotros o no. Verificaremos si aplicamos a Cristo en todo lo que hacemos o no. (El misterio de Dios y el misterio de Cristo, págs. 56-57)
Aunque Cristo lo es todo, existe un problema. El problema es que aunque Cristo está en nosotros, no lo aplicamos en nuestra vida diaria. Tenemos a Cristo, pero cuando pensamos sobre algo, no pensamos por Cristo. Tenemos a Cristo, pero cuando vamos a hacer algo, no lo hacemos por Cristo. Tenemos a Cristo, pero cuando hablamos con la gente, no hablamos por Cristo. Esto puede compararse con tener un buen carro, pero no saber conducirlo. Hemos recibido a Cristo en nosotros, pero no lo aplicamos en nuestro diario vivir.
Por tanto hacer algo en el nombre del Señor, es hacer algo en su Persona, es decir que Cristo es el que obra por medio nuestra y en nosotros en nuestro hacer.
"El nombre denota la persona. La persona del Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17a). Obrar en el nombre del Señor es actuar en el Espíritu. Esto es vivir a Cristo." (Nota Col 3:17. Versión Recobro)
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Apuntes de publicaciones de Living Stream Ministry.
no deben ir al cine?”. Al contestar su pregunta, no le dí una respuesta larga; simplemente le pregunté:
“¿Cuando usted va al cine, le acompaña Cristo?”. El hermano joven me respondió: “Es obvio que Cristo no va conmigo al cine”.
Nos debemos preguntar también: Cuando predicamos el evangelio, ¿Quién es el que predica? ¿Predicamos el evangelio por cuenta propia, o es Cristo en nosotros el que predica? Cuándo visitamos a algún creyente, ¿Lo visitamos nosotros solos, o es el Cristo que mora en nosotros el que visita en nosotros y con nosotros?
En otras palabras, al ocuparnos de todaslas cosas en nuestra vida diaria, ¿Realmente aplicamos a Cristo en lo que hacemos? Si hemos recibidola revelación de que Cristo lo es todo para nosotros, día tras día, momento tras momento y en todo lo que hagamos, verificaremos si lo que hacemos es Cristo viviendo en nosotros o no. Verificaremos si aplicamos a Cristo en todo lo que hacemos o no. (El misterio de Dios y el misterio de Cristo, págs. 56-57)
Aunque Cristo lo es todo, existe un problema. El problema es que aunque Cristo está en nosotros, no lo aplicamos en nuestra vida diaria. Tenemos a Cristo, pero cuando pensamos sobre algo, no pensamos por Cristo. Tenemos a Cristo, pero cuando vamos a hacer algo, no lo hacemos por Cristo. Tenemos a Cristo, pero cuando hablamos con la gente, no hablamos por Cristo. Esto puede compararse con tener un buen carro, pero no saber conducirlo. Hemos recibido a Cristo en nosotros, pero no lo aplicamos en nuestro diario vivir.
Por tanto hacer algo en el nombre del Señor, es hacer algo en su Persona, es decir que Cristo es el que obra por medio nuestra y en nosotros en nuestro hacer.
"El nombre denota la persona. La persona del Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17a). Obrar en el nombre del Señor es actuar en el Espíritu. Esto es vivir a Cristo." (Nota Col 3:17. Versión Recobro)