Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados, y Yo os haré descansar. Tomad sobre vosotros Mi yugo, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga. Mt. 11:28-30 Tomar el yugo del Señor consiste en aceptar la voluntad del Padre. No consiste en ser regulados ni controlados por alguna obligación de la ley o la religión, ni tampoco en ser esclavizados por alguna obra; sino en ser constreñidos por la voluntad del Padre. El Señor llevó tal vida, ocupándose únicamente por la voluntad de Su Padre (Jn. 4:34; 5:30; 6:38). Él se sometió plenamente a la voluntad del Padre (Mt. 26:39, 42). Por lo tanto, nos pide que aprendamos de Él. La voluntad de Dios es nuestro yugo. Tal yugo es fácil, no gravoso, y tal carga es ligera, no pesada. Si en lugar de resistirnos nos sometemos a la voluntad del Padre, dando testimonio de que en toda oposición o situación esta detrás Él, tendremos descanso