Contactar con Dios
La oración no consiste únicamente en que el hombre tenga contacto con Dios, sino también en que Dios tenga contacto con el hombre... Toda oración que satisface dicha norma es aquella que es un fluir y un contacto mutuo entre Dios y el hombre. Dios y el hombre son como corrientes eléctricas que fluyen la una en la otra. Es difícil decir que la oración solamente consiste en Dios en el hombre, o el hombre en Dios.
De acuerdo con los hechos y la experiencia, la oración es el fluir entre Dios y el hombre. Toda oración que verdaderamente satisfaga esta norma sin duda alguna tendrá una condición en la cual hay el fluir mutuo entre Dios y el hombre para que el hombre pueda realmente tocar a Dios y Dios pueda realmente tocar al hombre; como resultado, el hombre se une con Dios, y Dios con el hombre. Por consiguiente, el significado más elevado y exacto de la oración es que la oración es el contacto mutuo entre Dios y el hombre. (Lecciones acerca de la oración, págs. 15-16)
Una vez hemos tocado el sentir que tiene Dios y entendido Sus intenciones, espontáneamente tendremos Su propio deseo en nosotros. Entonces, Su deseo se convierte en nuestro deseo, y lo que Él quiere es exactamente lo que nosotros queremos.